Diciembre y todos los meses sin barbarie

01.01.2024

Una vaca se demora nueve meses para parir un ternero; la incubación del huevo de un ave, entre 21 y 28 días, dependiendo de la especie, y un cerdo nace después de haber estado siete meses en el vientre de su madre. Generalmente, estos son criados para convertirlos en comida para los humanos, pero no olvidemos que primero son seres sintientes.

No busco promover el veganismo o vegetarianismo, pues considero que ser flexitariano es una buena alternativa porque consiste en dejar de comer proteína animal al menos una vez a la semana. Y es razonable buscar un intermedio, los procesos evolutivos de la humanidad se han dado gracias a la combinación de muchos factores –como la ingesta de carne y pescado. Sin embargo, es necesario racionalizar las cosas que obviamos y que consideramos "naturales".

Por ejemplo: 

Nos deberíamos preguntar sobre el número de animales que mueren para que nos alimentemos.

Según un reportaje publicado en España, para el 2019, 76 mil millones de animales fueron sacrificados anualmente para el consumo humano. (Red de Ayuda a los Animales, 2020). Se podría decir que es una situación "normal" porque tenemos una cadena donde unas especies se alimentan de otras, pero ¿es necesario comer tantos cárnicos?

Para el 2020, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) estimó que cada año un colombiano ingiere 10,7 kg de carne bovina, los argentinos, 39,7 kg. De otro lado, Colombia ocupa el puesto número 14 en la ingesta de pollo (31,1 kg anuales por persona) y en Israel, que está en el primer lugar: cada habitante come 65,1 kg. (Contexto Ganadero, 2020). En la Unión Europea prefieren la carne porcina, con un promedio de 34,6 kg por persona, de acuerdo con un informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), (2023).

En 2013, el último año con datos disponibles de la FAO y de Our World in Data, cuatro países encabezaron la lista de consumo de carne en el mundo. Y uno de ellos es latinoamericano. Se trata de Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Argentina. Los cuatro países superaron los 100 kg de carne por persona y año, el equivalente a unos 50 pollos o a media vaca cada uno. (Ritchie, 2019)

La producción de alimentos es responsable de la emisión del 37% de los Gases de Efecto Invernadero (ONU-Programa para el Medio Ambiente, 2020) y más de la mitad de este porcentaje se debe a la comida de origen animal. Como humanidad, una de las tareas que tenemos para preservar el medio ambiente es disminuir la demanda de cárnicos, sin embargo, la situación cada vez empeora pues mientras la población aumenta a un ritmo acelerado, el consumo a conciencia cada vez parece estar lejos de la realidad.

En el caso de Colombia, en épocas navideñas el consumo de cerdo sube hasta un 50%, comparado con el resto del año. Para el 2015, según cifras de Fenavi (Federación Nacional de Avicultores de Colombia), 66 millones de pollos estaban destinados para el mercado de ese mes.

Durante el segundo trimestre de 2023, el sacrificio de ganado vacuno (760.553 cabezas) creció 1,9% con respecto al mismo trimestre en 2022. El sacrificio de hembras se incrementó 8,8% y el de machos 1,9%, en tanto que el sacrificio de terneros decreció 31,6%. El sacrificio destinado a la exportación presentó una disminución de 45,7%, al pasar de un equivalente de 40.185 cabezas sacrificadas en el segundo trimestre de 2022 a 21.838 cabezas en el mismo trimestre de 2020. (DANE, 2023)

El incremento de la demanda son prácticas barbáricas que se llevan a cabo en las celebraciones decembrinas para sacrificar a estos animales. Seguramente hemos escuchado historias de cerdos que matan en las fincas para la nochebuena o el fin de año con una puñalada en el corazón, o a cuchilladas por todo el cuerpo hasta que mueren. También de gallinas, a las que les tuercen el cuello hasta quebrarlo, y de vacas que les cortan la garganta y mueren desangradas.

Lo he mencionado antes, lo ideal es reducir el consumo de carne en la vida diaria. No obstante, como gran parte de la población prefiere consumirla para su subsistencia, lo justo es que puedan morir sin dolor y de manera digna. Que las fiestas como la Navidad no sean la excusa para torturar a la fauna, y que, así como sacamos durante esas épocas nuestro lado empático y solidario con la gente, lo hagamos también con otras especies. Ellos también sienten, sufren y padecen. La crueldad con ellos debe terminar.